En España, para llegar a la cirugía del cambio de sexo hay que seguir un protocolo establecido que dura al menos dos años. Proceso que comienza con una valoración psiquiátrica; después, viene un tratamiento hormonal y por último, se realiza la intervención quirúrgica.
La noticia que acabo de leer me ha dejado noqueado: un niño británico de 12 años cambia de sexo. Sus padres le han cambiado de nombre en el registro oficial; han relegado sus raidos tejanos a un rincón del armario y han colgado unas faldas en unas perchas recién compradas. Desconocemos el nombre, el domicilio y el colegio del niñ@.
Lógicamente, estos cambios no han pasado desapercibidos por sus compañeros de clase. Aunque en el centro docente se celebró una asamblea de urgencia para advertir a los alumnos de la necesidad de comportarse bien con su nueva compañera, la mofa está servida. No es para menos: que los padres vistan de chica a un menor al que todos estaban acostumbrados a ver como un chico es algo así como gritar "carne fresca" para nuestras burlas.
Aunque no he tenido tiempo para hacer una reflexión ética en profundidad, sí que puedo advertir que aquí hay algo que me parece más que dudoso. Me refiero a la precipitación con que han actuado los padres. Me atrevería a formular algunas preguntas: ¿era su hijo el más interesado en cambiar de sexo o eran ellos los que querían una hija a toda costa?; ¿por qué no esperar a la mayoría de edad de su progenitor para que decidiera éste con más madurez? ¿han proporcionado a su hijo el apoyo afectivo necesario para tratar sus problemas de identidad sexual? Son algunos interrogantes de un caso real en el que se ha actuado con precipitación y sin velar por los derechos del interesado.
2 comentarios:
No hay nada que decidir. Esto de los transexuales es como quien se cree Napoleón, es estar como una cabra. A los padres del chaval los tenía yo a la sombra los próximos 40 años.
Eso no son padres, son hijos... de puta.
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