
El gobierno polaco
ha cortado la financiación pública a
la práctica de la fecundación in vitro, indicando que el número de vidas
embrionarias perdidas es desproporcionado con sus beneficios. La medida podría
haberse argumentado también simplemente desde el punto de vista de la eficacia
de dicho "tratamiento", que es muy baja.
Esta decisión contrasta con la
sentencia del Tribunal del Estado de Rio Grande do Sul (Brasil), que establece
el deber de la red pública de sanidad de financiar los "bebés medicamento",
técnica que, además del problema ético principal de la fecundación in vitro, es
de eficacia mucho menor aún.
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