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miércoles, 21 de septiembre de 2016

EUTANASIA A UN MENOR EN BÉLGICA


Bélgica ha aplicado por primera vez la eutanasia a un menor de 17 años. El médico que aplicó la eutanasia entregó esta semana un informe a la Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, confirmó que no ha trascendido la identidad ni la enfermedad que le llevó a solicitar la muerte asistida.
En 2014 Bélgica amplió la ley sobre la eutanasia vigente desde 2002 y se convirtió en el segundo país, después de Holanda, en despenalizar esa controvertida práctica médica para menores, y en el primero en hacerlo sin límite de edad. La legislación holandesa establece que la persona haya cumplido al menos los 12 años mientras que en Bélgica no se fija una edad mínima, sino que se incluye la noción de "capacidad de discernimiento" del menor. Los pacientes adultos que soliciten la eutanasia deben contar con la opinión favorable de un médico que certifique la gravedad de su padecimiento.

La normativa prevé además que un segundo médico sea consultado antes de que se practique cualquier eutanasia, e incluso exige que se someta a una tercera opinión para los pacientes que no tienen una enfermedad terminal. La normativa belga prevé que niños y adolescentes puedan optar a la eutanasia en supuestos muy restringidos, cuando padezcan un "sufrimiento físico insoportable y su muerte a corto plazo sea inevitable".

El pretendido respeto a la libertad humana de que han querido hacer gala los partidarios de la eutanasia en Bélgica –y en los Países Bajos, donde se puede aplicar a chicos mayores de 12 años– choca frontalmente con la incapacidad real que tiene una persona, a edades tan tempranas, para ser plenamente responsable de sus actos y de las consecuencias que emanen de estos.

La Constitución establece que los miembros de la Cámara Baja del Parlamento solo pueden ser elegidos “por ciudadanos que tengan al menos 18 años”. Para conducir, otro tanto: 18, e igual para exigirles responsabilidad criminal en caso de que incurran en un delito. 

Para decidir morir, sin embargo, los niños “maduran rápido”, según parece sugerir la ley de eutanasia. Lo llamativo es que en un sitio como EE.UU., donde sigue vigente la pena capital en 31 de sus 50 estados, se han dado cuenta de que niños y adolescentes que han incurrido en graves actos criminales no pueden ser condenados a muerte precisamente por la concurrencia de factores biológicos asociados al crecimiento (como el aún insuficiente desarrollo de la corteza pre-frontal, asociada a la toma de decisiones), que les impiden calcular los efectos de sus acciones y la magnitud de estas.

La pendiente resbaladiza de la eutanasia cae en frecuencia en semejantes contradicciones.

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