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viernes, 6 de enero de 2012

OBJETIVO: ELIMINAR AL IMPERFECTO

En una sociedad utilitarista, el imperfecto no tiene cabida. Y se le elimina. Eso puede hacerse gracias al diagnóstico preimplantatorio, ligado a las técnicas de fecundación artificial, y al diagnóstico prenatal, que hasta el momento no se utiliza para curar anomalías sino para evitar a bebés con síndrome de Down.

Es­condidos por sus padres pero sobre todo abortados, estos niños son víctimas de una sociedad incapaz de aceptar la diferencia. Extraigo algunos párrafos de un artículo publicado en el mes de octubre por el neonatólogo Carlo Bellino, miembro de la Academia Pontificia de la Ciencia.

"Lo percibimos mirando alrededor nuestro: ya no vemos niños “imperfectos”, marcados por enfermedades genéticas. “Censurados por los medios de comunicación, reservados por las familias al abrigo de una sociedad que ya no los acepta (...) pero sobre todo abortados", estos niños “son descubiertos de manera sistemática antes de nacer y, una vez identificados, se les prohibe muy a menudo nacer”. “Lo grave es que este paso por la criba y esta se-­ección ya no nos sorprende: es la norma”, alertó.

En Francia, recuerda el neonatólogo, el 96% de los fetos afectados por el síndrome de Down (trisomía 21) son abortados. Recientemente, una diputada parisina declaró en
el Parlamento: “La verdadera pregunta que me planteo es ¿por qué queda el 4%?”. En muchos países, prosigue Bellieni, "la búsqueda de los factores que indican el síndrome de Down en el feto en la sangre materna se propone a todas las mujeres embarazadas, ya sea a través de la amniocentesis o midiendo en el feto las marcas del síndrome de Down...La desaparición de individuos con un handicap genético del panorama social se debe también a otra razón: la incapacidad de la sociedad a aceptar culturalmente la diferencia y el pudor de las familias que se sienten como fuera de la ley genética y guardan al niño enfermo entre sus muros domésticos"

"Si hubiera una inversión económica para curar las enfermedades gené-ticas” tan importante como “la establecida para no dejar nacer a los enfermos, se obtendrían progresos notables”, asegura el médico italiano. Más adelante, afirma en el mismo artículo: "las enfermedades son indeseables, pero no deben hacer indeseable al mismo enfermo".

El neonatólogo italiano denuncia también a los medios de comunicación que, a menudo, “trazan un retrato del handicap que se aproxima a menudo a la compasión estéril, cuando no pone a la persona discapacitada en emisiones sensacionalistas y de mal gusto”. Al contrario, “la realidad imaginada hace mayor mal que la realidad real, y en un mundo marcado por el miedo, la búsqueda de la imperfección y la eliminación del paciente “imperfecto” se convierten en una norma social común que todos conocen: una banalidad del mal que ya no parece molestar a nadie”.

La selección de sexo y la eliminación de los imperfectos se están convirtiendo en dos lacras de la medicina occidental de nuestro siglo.

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