Welcome everybody

If you long for life, culture and especially the truth, I must let you into a secret; you need to look no further because you have found me, Alberto!
I can't promise you won't still be hungry and thirsty, but we can have some fun times together and it will give you something to remember.
Then tomorrow and beyond, you can reflect on what it is like to have a joyful day that in turn leads to a joyful heart.

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lunes, 20 de diciembre de 2010

UNA HISTORIA DE AMOR


Traigo hoy al blog una historia de amor, sencilla y tierna. Es el testimonio de una abuela, llorosa al principio por el nacimiento de su nieto. Lo cuenta muy bien ella en una carta al Director de El Norte de Castilla. Como no es muy larga, la copio íntegra.

"Hace unos pocos meses nació mi primer nieto. ¡Qué alegría¡ Todo bien, la madre, el niño... Al cabo de ocho días nos dieron la noticia, el niño tenía el Síndrome de Down. Qué dolor tan intenso tenían mis hijos, tenemos todos; hay noticias que aplanan. Después vienen la paz, la serenidad, la aceptación que da el confiar en Dios, que nos manda lo mejor aunque no lo entendamos humanamente, pero sí por la fe. Por eso nuestra respuesta sigue siendo Señor, si Tú lo quieres , yo te lo doy. Sabemos, que desgraciadamente, hay muchos niños que no llegan a nacer porque los matan, qué tremendo.

Ahora hay que empezar a caminar por otro carril y así, todos unidos, seremos muy felices. Este angelito vino a nuestra familia, le queremos con locura; tanto que parece haberse agrandado nuestro corazón para darle todo el cariño de que somos capaces. El día de su bautizo nos dijo el sacerdote «hoy dejamos a Juan en brazos de Dios, brazos del mejor de los padres, y en el regazo de la Virgen, la mejor de las madres». La autora es Raquel Villanueva.

Recordemos que el Artículo 16 de la Declaración de Derechos Humanos afirma que: "Los hombres y mujeres de todas las edades, sin ninguna limitación de raza, nacionalidad o religión, tienen el derecho a contraer matrimonio y constituir una familia»… «La familia es la unidad fundamental natural de la sociedad y su protección debe ser garantizada por la sociedad y el Estado". Parece que con el paso de medio siglo algunos políticos de Europa se empeñen en que esto sólo sea papel mojado.


2 comentarios:

Vic dijo...

Es una historia breve, pero maravillosa en su candor y en cómo refleja una confianza profunda en el Amor de Dios que, sin duda alguna, bendice abundantemente a ese niño, a sus padres y a toda su familia, que son familia de Dios.
Es una lección para todos nosotros que nos abandonamos a la amargura ante el contratiempo más nímio.
Moraleja, Dios es Grande y, por lo tanto Su Amor es también grande y El nos ama a todos ¿qué más pedir?

Ángel Sancho Crespo dijo...

Muy interesante el tema central de esta ENTRADA. La carta que citas, Alberto, publicada en EL NORTE DE CASTILLA y firmada por Raquel Villanueva me ha impresionado: es una abuela positiva, con fe y con sentido cristiano de la vida. Yo quiero centrarme ahora en este comentario en las personas que sufren este síndrome y en el apoyo familiar que merecen y que, en general, reciben. Este tema sólo ha salido tres veces en este interesante blog; no lo digo como crítica: se comprende, porque hay otros muchos temas de bioética y de libros que deben ser tratados.
Las familias que conozco en las que hay un hijo con este síndrome son muy felices y el niño o la niña que padece esta discapacidad es el tesoro de la familia. Ahí está Vicente del Bosque (¡qué gran persona es, además de buen seleccionador!); una de las imágenes que se me ha quedado especialmente grabada de este Mundial que hemos visto, disfrutado y ganado, ha sido el abrazo con su hijo Álvaro, que tiene síndrome Down. Del Bosque compartió con él su éxito y cumplió con Álvaro la promesa que le había hecho: le hizo subir al autobús con él y todo el equipo. Y en un momento determinado, también Álvaro pudo ostentar la copa de los campeones ante la afición.
Mientras disfrutaba con esas escenas del autobús de la “roja” me vinieron a la memoria cinco familias conocidas mías en las que hay una hija o hijo con síndrome Down. Hay varios puntos en común en todas ellas: ellos, los que sufren esta discapacidad, son el centro del cariño, atención y dedicación de todos los miembros de la familia; y todo ello con naturalidad, sin sobreprotección. Así les ayudan a desarrollar sus capacidades, que son muchas.
Estoy convencido de que todos los miembros de estas hogares (pienso que todas con algún hijo con este síndrome) se han hecho mejores con la ayuda y dedicación que les prestan. Repito: son el tesoro de la familia. Y el tesoro de la sociedad. Por eso me apena que sólo se deje nacer a un pequeño porcentaje de los niños con esta alteración genética, y me pregunto ¿por qué derribar estrellas porque sean distintas?