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If you long for life, culture and especially the truth, I must let you into a secret; you need to look no further because you have found me, Alberto!
I can't promise you won't still be hungry and thirsty, but we can have some fun times together and it will give you something to remember.
Then tomorrow and beyond, you can reflect on what it is like to have a joyful day that in turn leads to a joyful heart.

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miércoles, 1 de febrero de 2012

INFORMAR Y ACONSEJAR

Uno de los aciertos del nuevo Código Deontológico, aprobado por la Organización Médico Colegial aprobado en el año 2011, es la regulación de la objeción de conciencia, que es un signo del progreso moral de la sociedad. Avance que se debe en parte a los cuáqueros y a los que empezaron con la objeción de conciencia a hacer el servicio militar, y que ha permitido desarrollarlo en el campo sanitario.

Una cosa que caracteriza a la objeción de conciencia es su carácter pacífico y su fundamento religioso-moral más que político. Su intención es dar testimonio contra conductas que, aunque estén socialmente permitidas (por ejemplo, el aborto), son consideradas inadmisibles por el objetor. Lo trágico de este asunto es que pueda ser denegada, o que pueda ser utilizada de forma caprichosa, por intereses puramente egoístas.

En el artículo 55 del Código Deontológico hay un apartado que genera cierta controversia sobre el derecho a objetar ante la obligación de informar. En este caso de conflicto de intereses, el respeto mutuo ha de ser total. El médico no es dueño de la conciencia del paciente; ha de informarle, porque la gente tiene derecho a recibir la información que le concierne y, junto a ella, la opinión cualificada del médico, que ha de informar y aconsejar.

Aunque la situación legislativa y judicial en España pueda ser penosa, los médicos tienen la obligación de diagnosticar y de informar del diagnóstico a los padres de un feto que pudiera ser Síndrome de Down. Pero con la información, debe darse el consejo. Y un médico que respeta la vida humana tiene que volcarse en su defensa en el momento de aconsejar a los padres. No puede hacerles violencia. Ha de respetar su libertad, tal como la respeta Dios. Pero al mismo tiempo ha de decirles que abortar un niño es un crimen.

Ocultar el diagnóstico es un fraude injusto, todo lo bienintencionado que se quiera, pero un fraude. No diagnosticar lo diagnosticable es una impericia punible. Lo que debe hacerse es aconsejar a los padres con respeto, lucidez, datos y formación. Esa es la única salida. Pero escamotear el diagnóstico, no.

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