Una conclusión del VII Congreso Nacional de Bioética "Bioética y con-ciencia", realizado en el mes pasado en Madrid se refiere a las Técnicas de Reproducción Asistida que "conllevan carencia de maduración correcta de los gametos, al forzar la fecundación, y/o carencia de la comunicación materno-filial en los primeros días post-fecundación, lo que origina riesgos para la salud de los hijos generados por esta tecnología y para la salud de la madre".
Un obstáculo que debe salvar la técnica es, por un lado, el índice de fracasos y por otro, los embarazos de más de un feto. De hecho, el 30% terminan en embarazos múltiples, con las consiguientes complicaciones médicas y mayores costes de asistencia sanitaria. Y sobre todo, con el peligro para la madre y el feto.
Por eso, los especialistas están trabajando para desarrollar nuevas técnicas de selección embrionaria que reduzcan esta tasa. El objetivo es conseguir embriones de mejor calidad para que sea posible transferir un menor número y garantizar la gestación sin que se produzcan embarazos múltiples. Hasta ahora, ese selección embrionaria se hace mediante una biopsia, que no deja de ser un método invasivo, ya que quitarle un blastómero al embrión, para analizar su condición genética, resulta nocivo para el mismo.
Por eso, se está desarrollando una nueva técnica, basada en el estudio del metabolismo del embrión en el seno materno. Esta técnica, llamada metabolómica, facilita elegir el embrión más apto para la implantación sin perjudicarle. Y podría resulta específica para eliminar las anomalías cromosómicas causantes del Síndrome de Down, Síndrome de Turner, etc.
Son pasos que la técnica va dando. Pero no olvidemos que hay dilemas éticos que siguen sin resolverse, como es la eugenesia embrionaria asociada al diagnóstico preimplantatorio. ¿Son los padres, los médicos, los técnicos quienes deben erigirse en jueces para dictaminar qué vida ha de ser truncada, porque las expectativas no son buenas?
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