En un discurso que pronunció el Papa Francisco ante miembros del Comité Nacional para la Bioseguridad, la Biotecnología y las Ciencias de la vida, a los que recibió en audiencia en el Palacio Apostólico del Vaticano,
el Santo Padre señaló que “la tecnología, aún más que la ciencia, pone
en manos del hombre un poder enorme y creciente”.
Se trata de un poder que entraña riesgos, el más grave de los cuales es
que “los ciudadanos, y a veces también aquellos que les representan y
que les gobiernan, no adviertan plenamente la seriedad del desafío que
presenta ese poder, la complejidad de los problemas que deben resolverse
y el peligro de usar mal la potencia que la ciencia y la tecnología de
la vida ponen en nuestras manos”.
Ese riesgo se incrementa cuando entran en juego los intereses
económicos. “Cuando la interacción entre el poder tecnológico y el poder
económico se hacen más estrechos, entonces los intereses pueden
condicionar los estilos de vida y las orientaciones sociales en la
dirección del beneficio de ciertos grupos industriales y comerciales, en
detrimento de las poblaciones y de las naciones más pobres. Esta composición armoniosa –continuó el Pontífice– requiere humildad,
valentía y apertura a confrontar entre las diferentes posiciones, en la
certeza de que el testimonio que los hombres de ciencia dan de la verdad
y del bien común, contribuyen a la maduración de la conciencia civil”.
En este sentido, Francisco advirtió que “la ciencia y la tecnología
están hechas para el hombre y para el mundo, no el hombre y el mundo
para la ciencia y la tecnología.”
Por ello, el Papa subrayó ante los presentes que “vuestra tarea no solo
es promover el desarrollo armónico e integrado en la investigación
científica y tecnológica que se preocupa por los procesos biológicos de
la vida vegetal, animal y humana; a vosotros también se os pide predecir
y prevenir las consecuencias negativas que puedan provocar un uso
distorsionado de los conocimientos y habilidades de manipulación de la
vida”, concluyó.
En definitiva, una llamada de atención del Papa a la responsabilidad del científico y del investigador.