La Universidad de Connecticut ofreció ayuda psicológica a los alumnos por escuchar a un conferenciante invitado al campus a exponer su punto de vista sobre temas como el aborto, el feminismo o la teoría de género.
Ben Shapiro, columnista de The Daily Wire y de la National Review, es una de las voces conservadoras más influyentes en el paisaje de los medios de los Estados Unidos. Todavía no había fecha ni lugar exacto para su conferencia en el campus, y el vicepresidente y jefe de Diversidad de la Universidad, Joelle Murchison, ya estaba enviando un email masivo a toda la comunidad universitaria, “alertando” de la llegada del señor Shapiro y ofreciendo ayuda psicológica a los estudiantes que lo pidiesen.
Tampoco es la primera vez. La Universidad de Berkeley, California, ofreció atención psicológica a la audiencia del señor Shapiro el pasado otoño. Y en la primavera de 2016, el rectorado de la Universidad Estatal de California habilitó un “espacio curativo” para superar el trauma de haber escuchado al periodista, cuya monstruosidad consiste en razonar el derecho a la vida y pensar críticamente sobre la ideología de género.
Así están las cosas en los campus universitarios de los Estados Unidos. Tal es el estado de la libertad de expresión bajo la opresiva ley de la hiper-sensibilidad cultural. Es solo cuestión de tiempo que este parvulario histérico se reproduzca en las universidades de América Latina y España, si es que no lo ha hecho ya. (National Review, The Daily Wire, en inglés)
Welcome everybody
If you long for life, culture and especially the truth, I must let you into a secret; you need to look no further because you have found me, Alberto!
I can't promise you won't still be hungry and thirsty, but we can have some fun times together and it will give you something to remember. Then tomorrow and beyond, you can reflect on what it is like to have a joyful day that in turn leads to a joyful heart.
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