La International Journal of Gynecology and Obstetrics ha publicado
recientemente un estudio, financiado por una donación anónima e impulsado
por la FIGO (Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia), en que
muestra cómo la aprobación legal del aborto en Uruguay en 2012 ha hecho descender
las cifras de mortalidad materna en ese país. La prensa se ha hecho eco
rápidamente de ese llamativo titular. Sin
embargo, cuando se examina el documento en detalle, se puede ver que las cifras de
mortalidad, que sólo aparecen en uno de sus artículos, vienen descendiendo homogéneamente desde el año
1985 (claramente como fruto de una mejor atención sanitaria general), o sea,
desde mucho antes de la legalización (2012), y desde bastante antes de la
campaña de apoyo a "abortos saludables" iniciada en 2001.
Hay muchos trabajos científicos que concuerdan en que la mortalidad materna
es mayor en donde está permitido el aborto que donde no se practica: el aborto
es más peligroso para la salud que la continuación del embarazo y el parto. Los
datos que aporta esta recopilación de estudios no permiten afirmar la conclusión
final que apuntan, y no pone en duda lo actualmente admitido: la legalización
del aborto es perjudicial para la salud de la mujer.
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