SUICIDIO ASISTIDO, EN ESPAÑA

Hace tiempo, Antonio Moreno, responsable de la delegación de medios de la diócesis de Málaga escribía: "Qué no te engañen, la eutanasia no es un avance en derechos y libertades; es la única válvula de escape para poder sostener un sistema incapaz de pagar pensiones, cuidados paliativos y camas hospitalarias. Pondrán un caso dramático para sensibilizarte, que caigas, y luego..."

El caso ha llegado ahora. La despenalización de la eutanasia ha vuelto a cobrar protagonismo en España. Ángel Hernández, de 70 años, ha ayudado a morir a su mujer, María José Carrasco, de 61 años, que padecía desde hacía 30 años esclerosis múltiple. Ella había pedido acabar con su vida. Así, ha grabado en un vídeo como la mata, acercándole un vaso con una pajita a su mujer, en el que contenía una sustancia letal.

Angel Hernández también reconocía que el trato que había recibido su mujer por parte de la Comunidad de Madrid en lo que se refiere a paliativos no fue el correcto, ya que cuando María José ingresó en diciembre de 2018 en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Santa Cristina, sólo pudo permanecer 15 días.

Ahora, en España solo PP y Vox se oponen a una ley de despenalización de la eutanasia, pero recordemos que en este caso no hablamos de eutanasia, sino de homicidio o de suicidio asistido, aunque sea por compasión. Y lo que han fallado han sido los Cuidados Paliativos. El citado Antonio Moreno afirmaba que su padre falleció tras una larga enfermedad degenerativa hace dos semanas. "Tuvo cuidados paliativos. No sufrió dolor y murió querido y cuidado. Eso fue una muerte digna".