Noa fue víctima de abusos sexuales a los 11 años y de una doble violación a los 14. A partir de ese hecho cayó en la anorexia y la depresión e inició un penoso recorrido por especialistas e instituciones, en alguna de las cuales fue internada por decisión judicial. Noa terminó suicidándose hace escasos días. Dejó de comer y de beber.
Dos consecuencias claras: aumento de petición de eutanasia y la utilización partidista de esta muerte.
Ramón Rodríguez Arribas, exvicepresidente del Tribunal Constitucional, dice que la eutanasia es ”el eufemismo con el que se disfraza la muerte provocada de un ser humano doliente”. Al principio, solo para enfermos incurables, pero ¿por qué no la depresión, el cáncer, Alzheimer o la amputación de un miembro?
Si se abre la espita de la eutanasia, pronto no se podrán poner puertas al mar.
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