Actualmente se baraja la posibilidad del empleo de la inteligencia artificial para resolver cuestiones éticas. Dejando aparte la poca coherencia de los programas actuales (cambian de respuesta si se pregunta repetidas veces lo mismo), existen otros problemas.
Un artículo relativamente reciente explica algunos, como el procedimiento de evaluación, que queda abandonado al sistema de programación sin que pueda pretenderse en ese campo la objetividad de la prudencia.
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