Una de las formas de contagio del HIV es la transmisión perinatal entre madre e hijo, lo que prácticamente se puede prevenir por una intervención en el momento adecuado. Si así se hace se puede reducir la infección prenatal del 25% a menos del 2%. Por ello, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos y la Academia Americana de Pediatría, sí diagnostican una posible infección por el VIH a todas las mujeres embarazadas y a los recién nacidos en situación de riesgo.
Cuando las mujeres embarazadas se niegan a someterse a este examen se pueden plantear objetivos problemas de salud pública, legales y éticos, que se discuten en un artículo publicado en American Journal Obstetrics and Ginecology (Novembre 2014).
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