Resulta significativo que Jesús Poveda centre la cuestión del aborto en términos psiquiátricos. Quizá a algunos les sorprenda. Conocemos de sobra las objeciones éticas (que yo sepa no se ha abolido el 5º mandamiento), jurídicas (no cabe mayor arbitrariedad que admitir la masacre de inocentes), y democráticas (¿se puede decir, en rigor, que es democrático un régimen que ha destruido dos millones de vidas, desde la ley despenalizadora de Felipe González de 1985 y que no está dispuesto a suprimir la ley de aborto libre de Zapatero?).
Pero la lacra también tiene un enfoque psiquiátrico. Una sociedad ha enloquecido cuando se suicida abortando a sus propios hijos. Eso a escala general, pero también a escala particular, porque cada mujer que aborta está marcada psicológicamente para los restos, y en algunos casos abocada al suicidio. Bien lo sabe el doctor Poveda, en su doble faceta de especialista en neuropsiquiatría y en asistente, rescatador y paño de lágrimas de miles de chicas que se han planteado deshacerse de su hijo o incluso lo han hecho.
Ahora el periódico Actual entrevista al doctor Poveda. El titular no puede ser más optimista: "A corto plazo, sueño con convertir la Dator en una guardería".
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