Además, muchos no quieren usar el preservativo. Prefieren asumir el peligro de infectarse a vivir con la preocupación de evitarlo o el miedo de que les suceda. “Ahora hay bugchasers”, dice a El País el responsable de prevención en Cogam, una organización homosexual. Estos “cazadores del bicho”, añade, son “personas a las que no les importa o directamente buscan infectarse”.
Si uno no quiere renunciar a los hábitos que le harán contraer el VIH, al menos debería saber que sale muy caro. En España, el tratamiento con antirretrovirales cuesta a la sanidad pública entre 5.000 y 10.700 euros por persona y año, según la combinación de fármacos que le receten. En esto, como en otros casos, la opción individual pasa factura a todos. Es sexo de pago, pero con cargo a la Seguridad Social.
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