En el intervalo de 2008 a 2013 el número de donación de órganos post mortem ha crecido un 50%. Ahora bien, la pregunta que surge inmediatamente es ¿se presume el consentimiento de todo aquel que ha fallecido?, o lo que es lo mismo: en caso de duda, el fallecido seguro que quería ser donante de órganos.
Las cifras no lo son todo. Hasta no hace mucho, China utilizaba para trasplantes órganos procedentes de presos ejecutados. Algunas medidas para que todos los transplantes tengan un mínimo de dignidad: solo un médico ajeno a la donación de órganos podría confirmar que el paciente es elegible para el transplante; la idea de la donación debería proceder del paciente, no del doctor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario