Algunas restricciones de esta ley: Solo las parejas sin hijos, casadas y heterosexuales podrán acceder a servicios de procreación asistida en los hospitales. La mujer que presta su útero tendrá que ser una hermana biológica de alguno de los que desean ser padres. Las parejas extranjeras quedan excluídas. Las mujeres que alquilan su útero por dinero podrán ser castigadas con una pena de hasta diez años de cárcel, y las parejas que lo encargan, con hasta cinco años.
Se acabó el negocio floreciente de la maternidad de alquiler en Tailandia. El escándalo saltó con el caso del “bebé Gammy”, encargado por una pareja australiana, que se negó a aceptarlo al descubrir que tenía síndrome de Down, aunque sí se llevó a su hermana melliza. Más reciente es el caso de una pareja gay (un americano y un español), que encargaron un bebé conforme a la ley anterior, y que se encontraron con el cambio de legislación. Además, la mujer que dio a luz a la niña, Carmen, se negó a permitir la expatriación al saber que crecería con una pareja de hombres.
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