El parlamento de Lituania lleva más de 10 años discutiendo
qué normativa legal va a implantar sobre las técnicas de reproducción asistida (noticia de hace casi cuatro años sobre el asunto). A
finales de 2015 se ha
vuelto a plantear la cuestión, con una recomendación del Comité de auntos sanitarios, que apunta
a una legislación similar a las de Alemania, Italia o Malta: sólo de podrán
confeccionar los embriones que se vayan a implantar a sus madres, que no podrán ser
madres solas sino casadas o con pareja estable. Se evitaría así en buena medida la degeneración
comercialista de estas prácticas, que se han difundido como procedimiento para proporcionar un
niño a quien lo desee, en detrimento del interés superior del menor.
Paradójicamente, un grupo
parlamentario ha
propuesto permitir también, entre otras cosas, la realización de
fecundación in vitro habiendo fallecido la pareja, con lo que se
pierde de vista el correcto enfoque del Comité: mirar en primer lugar
por el
bien del hijo (nacer con unos padres) y sólo secundariamente el deseo de
la madre.
Por otra parte, está comprobado que confeccionar pocos embriones y
transferirlos todos
es menos lesivo para la mujer y no disminuye los resultados (en
niños nacidos por mujer).
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