Los hallazgos, publicados en la revista ‘Science’, sugieren que el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo está influenciado por una combinación compleja de influencias genéticas y ambientales, similar a lo que se observa para la mayoría de los otros rasgos humanos. No existe por tanto un único ‘gen gay’, dicen los autores del estudio, y en cambio hay miles de variantes genéticas vinculadas al rasgo, cada una con pequeños efectos.
La investigadora Andrea Ganna, del Hospital General de Massachusetts en Boston, y científicos de numerosos países de Europa, Estados Unidos y Australia, examinaron la genética de personas que informaron sobre si alguna vez habían tenido un comportamiento sexual entre personas del mismo sexo. Los autores analizaron las respuestas de la encuesta y realizaron estudios de asociación de genoma completo (GWAS) en datos de más de 470.000 personas del Biobanco del Reino Unido y la empresa norteamericana 23andMe y no pudieron encontrar ningún patrón entre las variantes genéticas que pudieran usarse para predecir o identificar significativamente el comportamiento sexual de una persona, dicen.
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