A finales del año pasado, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea pronunció una sentencia contra la patentabilidad de las células madre embrionarias.
Simultáneamente, dio una definición de embrión que incluye los obtenidos por fecundación por un espermatozoide, por medio de transferencia nuclear y los que proceden de un óvulo estimulado para que comience su desarrollo de modo partenogenético, es decir, sin material genético masculino.
Esta última precisión introduce algunos problemas, pues difícilmente se puede admitir que un óvulo estimulado, cuyo proceso de desarrollo se detiene espontáneamente, es equiparable a un embrión surgido por uno de los otros procedimientos. Zenit ha recogido unas reflexiones sobre este tema efectuadas por Francisco José Ballesta, que pueden ser de utilidad para clarificar el asunto.
El final del artículo no deja de ser inquietante: "existen muchas fecundaciones defectuosas, así como manipulaciones que dan origen a desarrollos embrionarios iniciales que después se detienen o desvían por causas diversas. Todo parece indicar que mientras este desarrollo es normal estaríamos ante un embrión desarrollándose, cuando empieza a manifestarse el desarrollo anormal podríamos hablar de un desarrollo embrionario patológico y, en el caso de una desviación extrema o de la detención del desarrollo, de un embrión que ha dejado de existir".
Lo más claro de todo esto es que los términos embrión, mórula, blastocisto no son más que etapas de un desarrollo continuo, igual que niño, adolescente, adulto.
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