Jessica nació sin brazos, como resultado de enfermedad congénita. Como todos los niños, no entendía por qué ella no tenía brazos, que los demás niños no tenían. "Era difícil ser diferente". Sin tener en cuenta eso, tomó parte en actividades de gimnasia, canto y baile, participando frecuentemente en competiciones largas.
Cuando era joven, frecuentemente se sengía rechazada por su falta de brazos, en ocasiones al borde las lágrimas. Su mayor desafío erala constante percepción que los demás tenían de su diferencia. Se enfadaba cuando la gente se le quedaba mirando por la calle, cuando ella comía con los pies. Sin embargo, aprendió el lado positivo de estas situaciones, para llegar a ser un ejemplo de optimismo.
Siempre consideró a sus padres como un pilar donde apoyarse. "Mi padre nunca derramó una lágrima por mí desde mi nacimiento, y no me consideró una víctima".
La primera vez que condujo un automóvil, tuvieron que hacerle algunas modificaciones, pero ella, después de haber aprendido bien, decidió retirar las modificaciones y ahora conduce un coche normal.
Licenciada en Filosofía por la Universidad de Arizona, nunca pasa desapercibida cuando llena el depósito de gasolina. Capaz de escribir 25 palabras por minuto, de maquillarese y de ponerse las lentes de contacto con la misma habilidad que cualquiera. A los 26 años y con 1,55 m de estatura, se convirtió en la primera mujer que pilota un avión sin brazos. Jessica Cox espera casarse y tener hijos.
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