Un total de 118.359 abortos se practicaron en el año 2011 en España, lo que supone un incremento del 4,71% en relación a 2010.
Las tres comunidades dónde más abortos se
llevaron a cabo fueron Madrid, con 15,14 por cada 1.000 mujeres entre 15 y 44
años; Islas Baleares, con 15, y Cataluña, con 14,49. El motivo más argumentado por las mujeres
para abortar, después de la despenalización total del aborto hasta la semana
14, fue el de "por petición de la mujer", que concentró el 89,58% de
los casos, una razón que un año antes solo esgrimía el 42,88% de las féminas,
seguido de “grave riesgo para la para la salud de la embarazada” (7,3%) y de
“riesgo fetal” (2,7%).
El problema mayor de la legislación española es que después de varias décadas de despenalización del aborto en determinados supuestos va calando en la opinión pública la aceptación social del aborto. El siguiente paso es proclamar el aborto como un método anticonceptivo más y un derecho de la mujer.
Pero no todo son malas noticias. La ONU concluyó su trabajo en 2012, y pese a los fervientes esfuerzos de los fanáticos del aborto, no pudieron hacer que los países declararan que es un derecho.
Uno de los principales argumentos de presión para que los países practiquen abortos es que salva las vidas de las mujeres. Pero nuevos informes revelan que no es así. La legalización de la práctica abortiva no mejora la salud de las mujeres ni salva vidas (aunque, sí, aumenta el número de abortos).
El aborto no salva vidas. No mejora la salud de la mujer. Y no es un derecho humano.
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