El suicidio es la décima causa de muerte en Estados Unidos y la segunda causa entre los jóvenes de 15 a 24 años. La medida más frecuente para luchar contra el suicidio es la hospitalización involuntaria de las personas que muestran rasgos suicidas, para ser atendidas por psiquiatras especializados.
En un reciente artículo publicado en The American Journal of Bioethics, se evalúa este problema y se llega a la conclusión de que “conviene poner límites a la hospitalización coercitiva de los individuos con tendencias suicidas y de aquellos que no tienen capacidad para tomar sus propias decisiones”, ya que parece más efectivo tratarlos con fármacos que favorecen la autonomía y la responsabilidad personal de los suicidas.
La solución no está en los fármacos. Hay que facilitar al joven "los medios para volver a encontrar el camino de su corazón y escapar del invierno de los bajos instintos". Cardenal Sarah dixit.
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