Hace dos años, en la lección inaugural del curso académico 2010-2011 en la Facultad de Educación del Centro de Formación del Profesorado, de Madrid, el Profesor José Antonio Ibáñez-Martín exponía en una síntesis brillante lo que los profesores esperamos de los alumnos. Me identificio totalmente con esas expectativas. Lo que yo espero de ellos es ver el arco IRIS.
- Interés, en lo que se explica. No pueden comportarse como crustáceos cubiertos por un caparazón quitinoso que les hace impermeables a todo tipo de formación.
- Reflexión, sin limitarse a tomar notas (cuando las toman) y repetir lo oído como un loro.
- Incorporar a su estructura mental lo escuchado en el aula.
- Superación, para que se decidan a luchar por el pleno desarrollo de sus posibilidades.
Aunque no lo manifiesten expresamente, lo que el alumno espera del profesor es que sea un vir bonus, un varón bueno, virtuoso. Sólo esto, pero es mucho. "Basta un profesor -uno solo- para salvarnos de nostros mismos y hacernos olvidar a todos los demás" como narra Pennac, en su libro Mal de escuela.
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