Con el diagnóstico genético preimplantacional, la técnica analiza los genes del embrión y permite hacer un cribado embrionario, al eliminar los embriones que resultan defectuosos. Se transfieren al útero solo los embriones sanos, los restantes se desechan. Por supuesto, que es un motivo de alegría el hecho del nacimiento de un hijo sano, pero, como hace Profesionales por la Etica, no estarían de más algunas consideraciones:
- El diagnóstico genético preimplantatorio implica la eliminación directa de decenas de embriones humanos producidos mediante Fecundación in Vitro que no cumplen con el estándar de calidad deseado. Estamos por tanto ante un caso de eugenesia (aplicación de las leyes biológicas de la herencia al perfeccionamiento de la especie humana). Es llamativo que la institución en la que ha llevado a cabo el proceso no indique cuántos embriones han generado y destruido para dar lugar al embrión «sano».
- La destrucción de seres humanos en función de sus características genéticas constituye claramente una discriminación que vulnera la Constitución Española y las normas de carácter internacional como el Convenio de Oviedo, relativo a los derechos humanos y la biomedicina.
- El deseo de tener hijos sanos es humano y comprensible pero, ¿quién tiene derecho a eliminar a unos para que nazcan otros? ¿No encierra esto una lógica inhumana de dominio del fuerte sobre el débil?