Welcome everybody

If you long for life, culture and especially the truth, I must let you into a secret; you need to look no further because you have found me, Alberto!
I can't promise you won't still be hungry and thirsty, but we can have some fun times together and it will give you something to remember.
Then tomorrow and beyond, you can reflect on what it is like to have a joyful day that in turn leads to a joyful heart.

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jueves, 12 de septiembre de 2013

TRANSPARENCIA EN LOS ENSAYOS CLÍNICOS

En un artículo publicado en el mes pasado en Diario Médico se abordaba la necesidad de una mayour transparencia en los ensayos clínicos. En los últimos años varios análisis han desvelado sesgos en estudios financiados por compañías farmacéuticas, así como su tendencia a no publicar ensayos negativos y a exagerar a veces los resultados positivos. Todo eso condiciona las decisiones de facultativos, académicos y pacientes. Un fármaco no es un nuevo modelo de coche, con un diseño más aerodinámico o pedales servoeléctricos. Muchas veces, la confianza que se pone en él roza lo milagroso.

Desde que una molécula da indicios de alivio o prolongación vital hasta que llega a las farmacias transcurren una decena de años y varios millones de euros; como es sabido, la mayoría se ahogan en el costoso desarrollo de pruebas de laboratorio, de seguridad, de dosis, con animales, con humanos, etc. Y de las que vencen esa carrera de obstáculos algunas tienen que retirarse poco después en la fase IV por efectos  no advertidos anteriormente.

Tanto las agencias reguladoras como las principales revistas científicas han ido estableciendo requisitos más exigentes de aprobación y publicación, enfocados sobre todo hacia el registro previo de los ensayos y a la difusión de resultados, sean positivos o negativos. Ahí están las bases clinicaltrials.gov estadounidense y la All Trials europea, por ejemplo. La intención de las grandes revistas es no publicar ensayos que no figuren en esas bases. El borrador europeo de nuevo reglamento de ensayos clínicos pretende más transparencia en esta línea.

Siempre es más rentable decir la verdad que disfrazarla, aunque eso signifique tirar por la borda millones de euros; las experiencias judiciales con algunos fármacos tendrían que servir de lección: a largo plazo, el posible beneficio no compensa y perjudica tanto a la compañía afectada como al sector en su conjunto, pues la opinión pública es algo miope en distinguir marcas y compañías. La industria necesita a médicos, investigadores y gestores, que, aunque estén a sueldo, deben esforzarse por actuar con rigor y veracidad; debería ser así en todos los ámbitos, pero en el de la salud es, lógicamente, más esencial. Se percibe sin duda más interés que nunca en que la transparencia ilumine investigaciones y ensayos. Es un esfuerzo costoso pero muy saludable.

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