En 1923 se le dio una posición en filosofía de la religión en la Universidad de Berlín, que mantuvo hasta ser forzado a renunciar por los nazis en 1939. En 1945 Guardini fue nombrado profesor en la Facultad de Filosofía en Tubinga. Finalmente, en 1948, se conviritó en profesor de la Universidad de Munich, donde permaneció hasta retirarse, por razones de salud, en 1962. Su esquela expresó con certera precisión lo que había sido su vida y su muerte: “Romano Guardini, servidor del Señor".
La obra de Romano Guardini es una fuente inagotable de buenas ideas éticas, también muy aplicables a la bioética. Como muestra de esta aplicabilidad, se ha publicado recientemente en Cuadernos de Bioética el artículo de Rafael Fayos Ferrer titulado "Bioética personalista en el pensamiento de Romano Guardini".
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