Venga ya. Esa parece ser la respuesta de sentido común a la pregunta: Democracia sin religión? que es el título de un libro publicado recientemente por la editorial Stella Maris, en el que 15 autores desgranan los crecientes síntomas de
intolerancia hacia los cristianos en Occidente.
El libro ha sido presentado recientemente en Barcelona, por Rocco Buttiglione. El político italiano es profesor de Filosofía y enseña Ciencia Política en la Universidad Libre San Pío V de Roma. Es miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes y de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales. En 2005 la Universidad Francisco Marroquín le otorgó un doctorado honoris causa por su compromiso con las ideas de la libertad. Fue diputado europeo por Milán en 2001. Ha ejercido los cargos de ministro para la Unión europea en el segundo gobierno de Silvio Berlusconi y de ministro de Bienes Culturales en el tercero. El 6 de mayo de 2008 es nombrado vicepresidente de la Cámara de Diputados. Podríamos decir que es un político de los que no se arrugan. El lobby del homosexualismo político desplegó una campaña contra él por su condición de católico, a través de la cual había manifestado su libertad de pensar que las prácticas homosexuales eran pecado.
A la pregunta: ¿Es posible la democracia sin religión? la respuesta de Buttiglione es: "Hay quien dice que sí y hay quien considera que no. La mentalidad dominante de hoy dice que no es posible...Si uno no tiene convicciones fuertes el resultado es la corrupción universal. La corrupción genera la protesta del pueblo y, al final, el pueblo está listo para dar todo el poder al tirano para ser liberado de la corrupción o al menos tener a un solo corrupto, que cuesta menos. Para que la democracia no se corrompa hay que ligarla a valores fuertes, hay que ligarla a valores cristianos".
En una entrevista que publica Forum Libertas, concluye el famoso político: "Hay unas líneas de T.S. Eliot que son magníficas sobre los
ateos, dice –cito de memoria-: “aquí vivieron buena gente, su única herencia es
la ropa de tenis y mil pelotas de golf perdidas” [ríe]. Los que no tienen hijos
salen de la historia y no dejan nada. El futuro pertenece a los que tienen
hijos y tienen algo que transmitirles".
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