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La perspectiva ideológica de “género” ya es un objetivo oficial en las relaciones entre países del continente americano. Desde 2014, existe la figura del “relator LGTBI” adscrita a la Secretaría Ejecutiva de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, la Organización de Estados Americanos. Entre sus mandatos, está “promover los derechos humanos de personas LGTBI”.
La Comisión abrió el pasado 13 de abril un “diálogo sobre buenas prácticas en materia de derechos de personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales en América”. Solo doce países enviaron representantes a la reunión celebrada en Washington, en la que el relator Francisco Eguiguren expuso un borrador de código de conducta para gobiernos, parlamentos, jueces y policías.
Entre otras recomendaciones, el relator propone crear unidades de derechos exclusivos LGTBI en las oficinas de los Defensores del Pueblo, añadir capítulos específicos anti-discriminación a todas las leyes y las políticas públicas, consultar con las organizaciones LGTB todas las leyes para garantizar que se adaptan a la perspectiva de “género”, irradiar los programas educativos con un enfoque “de diversidad sobre los asuntos relacionados con el género”, o la “fiscalización y control de médicos y profesionales de la salud” que ayudan a personas homosexuales que quieren dejar de serlo.
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