En Estados Unidos, la defensa de la vida es algo muy presente en el debate político, sigue tan vivo como cuando la sentencia Roe vs. Wade (1973), y que es capaz de marcar la campaña electoral hacia la Casa Blanca. Un revuelo importante lo ha marcado la decisión de la FDA, la agencia federal supervisora de los medicamentos, de facilitar el acceso al aborto químico mediante la combinación de Misoprostol y Mifepristona (la píldora RU 486). La medida modifica el prospecto de la mifepristona, basándose en una actualización de la evidencia clínica, según la Sociedad Americana de Obstetras y Ginecólogos. Ya no será necesario que un médico administre el cóctel abortivo a la mujer; tampoco, como en algunos estados, que sea el médico que lo receta quien lo administre.
Mientras tanto, el Estado de Indiana prohíbe los abortos de niños con Síndrome de Down. El gobernador, Mike Pence, explica la reforma: “Una sociedad puede ser juzgada por la forma en la que trata a los más vulnerables”.
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