En España varias comunidades autónomas han legalizado una
forma encubierta de eutanasia al convertir en «derecho» la sedación a enfermos
desafiando la buena práctica médica y convirtiendo al profesional en un
ejecutor del paciente. Las mismas leyes autonómicas permiten privar a los
enfermos de la alimentación y la hidratación con el pretexto de que son
«cuidados extraordinarios». Una norma similar ha sido aprobada en Francia a
pesar de la creativa y firme oposición de buena parte de la sociedad civil.
Sin embargo, en la mayoría de países europeos la eutanasia y
el suicidio asistido no son legales y el cuidado de los ancianos, enfermos y personas
vulnerables es una prioridad a la que dedican gratuitamente tiempo y
esfuerzo. Europa se
encuentra ante la encrucijada de legislar para provocar la muerte o procurar
todos los medios para garantizar el cuidado de las personas respetando el
proceso natural hacia el fin de su vida.
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