Leo en BioEdge una noticia que me ha dejado perplejo. Tan progresistas como siempre, los legisladores suizos están discutiendo sobre la despenalización del incesto. Su argumentación es que para tres o cuatro condenas al año por este delito, no vale la pena preocuparse lo más mínimo.
Los partidos políticos conservadores en Suiza se han indignado y dijeron que la prohibición debe mantenerse para proteger la unidad familiar y la salud de los hijos posibles. Es más, una blogger de 22 años se mostraba indignada: "O sea que no no estoy autorizada a comprar alcohol en la estación de Berna después de las diez de la noche, pero puedo tener sexo con mi hermano?"
En cualquier caso, el código penal continuaría protegiendo a los niños de sus padres o hermanos con leyes que prohiben la pedofilia. Por su parte, Daniel Vischer, del partido de los Verdes, dijo que no veía nada malo en el incesto siempre que se produjera entre adultos que consientan.
Recordemos una palabras muy recientes del Papa: "Hay un mercado de la pornografía de los niños que de alguna manera parece ser considerado cada vez más por la sociedad como algo normal". Si tenemos en cuenta el valor eductivo de las leyes, por muy pocos que sean los casos que se den, no veo el alcance positivo de esta medida.
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