Hace unas semanas terminaron las Olimpiadas. Lo sé por mi vecino de enfrente, que está amortizando su televisor a marchas forzadas: se ha comprado recientemente un super aparato de varios cientos de pulgadas, y ha permanecido encadenado a la pata del sofá mueble cantidad de horas seguidas, de retransmisiones deportivas. Yo creo que sin pestañear, pero no estoy seguro.
En cambio, no le he visto en ninguna ocasión siguiendo las Jornadas Mundiales de la Juventud, desde Sidney, sencillamente porque apenas nos han dicho nada.
Lo que mueve los Juegos Olímpicos es sobre todo el dinero. En cambio, lo que mueve las JMJ es la fe juvenil y el prestigio espiritual y humano de Benedicto XVI.
Pekin es cosa de publicidad. Sidney interesa más, pero es menos comercial. Lo primero es cosa de masas, lo segundo de gente que sabe pensar.
Por: Alberto García Chavida
2 comentarios:
La verdad es que las cadenas de TELEVISIÓN nos han abrumado repitiéndonos hasta la saciedad las últimas declaraciones de la madre de la novia del último español que ha conseguido ( después de batir su marca personal y el mejor de registro español del año) quedar vigésimo segundo (¡ nada menos¡) en la final de Vela k2 individual, pero se han prodigado poco en acercar el acontecimiento del año para la Juventud de SYDNEY.
¿ donde están los informadores y presentadores de los medios de comunicación?
Que las amebas caigan sobre ellos.........
Si eso importa poco, sería reconocer que la Iglesia mueve masas de jóvenes, algo que no entra en la mentalidad socialista.
Estoy deseando que llegue la próxima JMJ en Madrid (2011)
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