Recuerdo el horror que me inspiró la pregunta que me formuló el dentista: "¿Te lo hago así o eres de los que prefieren anestesia?" Es real, de verdad. He de comunicaros que después de esto cambié de dentista.
La sedación, como tal, es una práctica terapéutica nada sospechosa desde el punto de vista ético: se trata de evitar al paciente dolores derivados del estado de su enfermedad o de una intervención quirúrgica. La sedación paliativa consiste en la sedación del paciente en estado terminal para aliviar algunos síntomas, aquellos cuyas molestias no pueden ser quitados por medio de medicamentos tradicionales.
Los reparos éticos no tienen tanto que ver con la sedación paliativa en sí misma, una práctica terapéutica no reprobable, sino con los procedimientos y los fines con que se está aplicando. La mayor desnaturalización de esta práctica se produce cuando el fin que se persigue no es el terapéutico, sino el de acelerar la muerte del paciente. "Un médico podría abusar de la sedación al indicar dosis de sedantes ostensiblemente más altas de las que se necesitarían para un adecuado control de síntomas, con la intención encubierta de acelerar la muerte; o cuando recurre a una sedación profunda en caso de pacientes que no presentan síntomas refractarios, con el objetivo oculto de afectar negativamente sus funciones vitales y causarle una muerte anticipada. Este tipo de abusos se conocen como ‘eutanasia lenta’ o ‘eutanasia encubierta’ y corresponden a actos éticamente inaceptables, que además están penados por ley en la mayoría de los países del mundo”dice Paulina Taboada, directora del Centro de Bioética de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
No deja de resultar curioso que países en los que está legalizada la eutanasia y el suicidio asistido, como Holanda o Bélgica, sean en los que más se practica esta eutanasia encubierta, para evitarse trámites legales.
En cualquier caso, como muy bien aclara la Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI),
"es necesario evitar en la intención, en la palabra y en la acción el más remoto indicio de que la sedación en la agonía se instaura para aliviar la pena de los familiares o la carga laboral de las personas que la atienden". Podíamos concluir que la sedación paliativa no es ni buena ni mala, dependerá del fin que se busca y de las circunstancias en las que se aplica. Lo que sería reprobable es que se aplicara únicamente para reducir el esfuerzo del médico o con intereres únicamente economicistas. Y un último requisito muy importante: que no se deje de alimentar o hidratar al paciente sedado.
Dejo a continuación un vídeo en el que el doctor Álvaro Gándara, especialista en Cuidados Paliativos, explica muy bien la diferencia entre sedación y eutanasia.
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