Según Collins, hay un componente "inescapable" de heredabilidad en muchos rasgos del comportamiento humano. Pero la heredabilidad no es 100% segura. A partir de numerosas investigaciones con gemelos idénticos, se observa que incluso rasgos heredados no se desarrollan inevitablemente. Y no siempre se heredan.
Collins incluso ofrece datos de cuán heredable es una serie de rasgos de personalidad:
-buena habilidad cognitiva: 50%Hay libre voluntad, pero hay también factores ambientales. Pero, qué ocurre con la homosexualidad?
-extroversión: 54%
-tendencia a neurosis: 48%
-personalidad abierta, expansiva: 57%
-tendencia a agresividad: 38%
-tendencia al tradicionalismo: 54%.
La evidencia en estudios de gemelos demuestra que hay factores heredables que juegan un papel en la homosexualidad masculina. Sin embargo, la posibilidad de que el gemelo idéntico de un hombre homosexual también sea gay es de sólo un 20% (la posibilidad de que un hombre al azar sea gay es entre un 2 y 4%). Esto indica que la orientación sexual tiene influencia genética pero no viene incrustada en el ADN y como quiera que los genes estén implicados es mediante predisposiciones y no predeterminaciones".
Es decir: la genética influye, pero no determina. La tendencia genética a ser homosexual tiene una fuerza del 20% en los varones... casi la mitad que la tendencia de las personas a ser agresivas por genética.
Sobre la tendencia a creer en Dios, podría decirse lo mismo. La mayoría inmensísima de seres humanos en la historia han creído en la divinidad, la trascendencia... ¿es eso algo genético? Dean Hamer, un activista contrario a la existencia de Dios, ha anunciado que Dios es un resultado de una base genética (el autor piensa lo mismo de la práctica homosexual: todo nos viene dictado en los genes, diría).
Pero para Collins la idea de Hamer no se sostiene. "Ha conseguido muchos titulares pero está muy exagerada", asegura.
Collins es autor del libro “The Language of God”, donde trata de su historia personal y, más en general, de la relación entre ciencia y fe. “Una de las grandes tragedias de nuestro tiempo es la impresión que se ha creado de que ciencia y religión tienen que estar en guerra”, afirma.
Partiendo de su experiencia, Collins afirma que descifrar el genoma humano no creó un conflicto en su mente, sino que le permitió “dar un vistazo a los trabajos de Dios”. El problema, añade, es que con mucha frecuencia en los últimos veinte años las voces que se oyen en el debate público sobre estos temas son solo aquellas que defienden posiciones extremas.
Collins relata que se definía ateo hasta que, en los primeros años de ejercicio de la medicina, comprobó la fuerza que daba la fe a varios de sus pacientes más críticos. Impresionado por esos ejemplos, pidió consejo a un ministro metodista, que le recomendó la lectura de "Mero Cristianismo", de C. S. Lewis (en España editado por Rialp), un libro -afirma- que transformó su vida.
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