Hasta ahora había pensado en la intolerancia de los tolerantes como el ejemplo más estúpido de la incoherencia sublime. Pero no. Hay casos todavía más llamativos. Leo en Aceprensa el anuncio del Gobierno Vasco, para dejar fumar marihuana en los bares, siguiendo el ejemplo de Holanda. Pero con una diferencia: mientras los Países Bajos procuran limitar el consumo a un determinado tipo de droga, y permitir su consumo sólo a los ciudadanos holandeses, en el País Vasco "no queremos ser prohibicionistas". Mientras Holanda está de vuelta, ellos y ellas, los vascos y las vascas, están de ida.Pero lo más curioso es que la medida no pretende ni mucho menos facilitar el consumo de maría, porque para ello ya se encargarán los propios consumidores de dar charlas informativas en los centros docentes, explicando los efectos nocivos de la misma. Como recoge la información de Aceprensa: "Hasta ahora sabíamos de ex adictos que daban su testimonio en colegios para que los chicos no consumieran drogas. Pero que quienes tienen a gala consumir marihuana colaboren en la “prevención” es toda una novedad que a nadie se le había ocurrido".
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