El hospital Virgen del Rocío de Sevilla ha dado como gran primicia informativa el nacimiento del primer "bebé-medicamento" cribado genéticamente en España. Se ha logrado que esté libre de una enfermedad genética hereditaria y que sea histocompatible con su hermano enfermo de una anemia congénita, al que se pretende curar con células madre extraídas de su cordón umbilical.
Esta noticia tiene dos caras: una buena y una mala. En casi todos los medios sólo se ha presentado la buena, y creo que la información se debe dar al completo. La noticia buena es que nació un niño que puede donar células de su cordón umbilical a un hermano que padece un tipo de anemia grave.
La mala es que el proceso llevado a cabo para que este niño nazca ha supuesto la creación de un determinado número de embriones. ¿Cuántos? No se ha hecho público. A preguntas de la prensa, la portavoz del hospital ha respondido que este dato se reserva "como información confidencial para la familia". Prácticamente, debe ser el único dato confidencial, pues todo lo demás (nombre de los padres, enfermedad, proceso de gestación, etc.) se ha anunciado a bombo y platillo. Todo público menos el número de embriones que se han malogrado. Un estudio publicado el 5 de mayo en JAMA deja constancia de 199 embriones procedentes de 13 parejas, se seleccionaron 45 y sólo han nacido 5 niños, con lo que 194 seres humanos han muerto por el camino.
En el procedimiento seguido está la cara mala de la noticia. Se crea un determinado número de embriones, se estudian sus características, se descartan los que están enfermos, y a los sanos se les estudia para saber si podrán ser donantes para el hermano enfermo. El que no vale para donar, aunque esté sano, también se descarta, y aquel que sirva para donar a su hermano, será el elegido.
Se sigue todo un proceso de selección embrionaria. Nos encontramos ante un claro procedimiento de eugenesia de embriones, de acuerdo con unos criterios fijados por el equipo médico, que se encarga de eliminar a los que presenten algún defecto o simplemente que no sirven para el fin marcado. La ética utilitarista nos lleva a estos sucesos. Seres humanos considerados objeto por individuos que los utilizan para sus propios fines. Por muy nobles que sean éstos nunca pueden justificar la eliminación voluntaria de seres humanos, con los mismos derechos de los demás.
La noticia de estos días me recordaba la lectura de Un mundo feliz, literalmente Brave New World, “Un mundo realmente nuevo”. En este libro visionario escrito en 1932, Aldous Huxley imagina una sociedad que utilizaría la genética y el clonaje para el condicionamiento y el control de los individuos. Un mundo feliz que describe muy bien lo que sería una dictadura perfecta con apariencia de democracia, una cárcel sin muros en el cual los prisioneros no soñarán en evadirse.
Publicado por Alberto García Chavida, en El Día de Valladolid, el 24.10.2008
1 comentario:
Con respecto a la eutanasia, para mí es un crimen sin excusa. No somos Dios para determinar cuando alguien debe morir. Creo firmemente en Dios y en Su infinita Sabiduría y Misericordia, y si El permite el sufrimiento y la enfermedad es por un bien mayor que, hombres limitados como somos, no podemos descibrir.
Estoy de acuerdo contigo Albert, en que mantener la vida, artificialmente y a toda costa, es también una crueldad inaceptable. Cuando no existe esperanza humana en que el enfermo sane, lo mejor es ayudarle a morir con dignidad pero NUNCA apresurar su muerte. Eso no es caridad, es crimen y falta de Fe.
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