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martes, 7 de octubre de 2008
LOS NIÑOS ANENCEFÁLICOS, ¿CADÁVERES?
Ya en el siglo XVI, Rabelais escribía que la ciencia sin conciencia no es más que la ruina del alma.
En los albores del siglo XXI, son muchos los dilemas éticos que exigen claras respuestas por parte del científico que apuesta por la vida. En relación a las fronteras entre la vida y la muerte, los transplantes de órganos, y el debate sobre los niños anencefálicos, surgen dilemas éticos siempre difíciles de abordar sin un conocimiento científico.
Hay quien se pregunta si el anencefálico es o no un cadáver. Si no lo fuera, la extirpación de órganos de un anencefálico para el trasplante se realizaría sobre seres humanos que no son todavía cadáveres.
A esta cuestión, la doctora Mantovani (presidenta de la Asociación de Médicos Católicos Italianos de Ferrara, Italia) responde, que "el niño anencefálico que nace, nace vivo. Su vida puede durar pocos minutos, una horas, unos días; a veces unas semanas. Depende de la gravedad de su anencefalia".
En este sentido, la experta italiana subraya que "el término 'anencefálico' no significa 'sin cerebro', privado totalmente de todo el cerebro. El término es genérico y denomina una grave condición patológica de malformación que consiste en una falta de algunas partes del encéfalo. Normalmente es la corteza cerebral, la que según los actuales conocimientos, se señala como la sede de la conciencia y de los movimientos voluntarios, la parte cuya ausencia es más grave". Pero, añade, "los centros profundos, que rigen la función de la respiración, por ejemplo, tienen todavía una cierta funcionalidad".
Según la doctora Mantovani, "el neonato no será declarado muerto y por tanto no serán eventualmente extirpados los órganos mientras que no se documente el silencio eléctrico total de lo poco que queda de encéfalo". Sin embargo, explica la profesora de Bioética, este problema "no se da en el embarazo: la placenta garantiza al pequeño todo lo que necesita para su vida intrauterina. Será el nacimiento el que lo ‘deje solo' en la gestión de su respiración y circulación y, por tanto, el que evidencie su incapacidad de vida autónoma, pero no hay duda sobre su vida en el útero".
La doctora resume su respuesta: "Sólo es lícito extirpar los órganos a un niño anencefálico cuando -igual que para cualquier otra persona- haya seguridad de que todo el encéfalo no funciona en su totalidad. Y esto sólo tras un tiempo todavía más prolongado que en el caso de un adulto. También el niño anencefálico nace y muere: en momentos muy próximos pero siempre presentes y diferenciados", concluye.
Por: Alberto García Chavida
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2 comentarios:
ZONA 2 en ... http://vidasobrenatural.blogspot.com/
Ese balcon me suena, .....
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