Si falta la verdad, todo nuestro razonamiento, por muy lógico que parezca, está construido sobre arenas movedizas. Le faltaría la base sólida sobre la que apoyar y fundamentar nuestro conocimiento. Ciertamente, abortos los ha habido siempre, pero lo que resulta novedoso de nuestra época es la aceptación social del aborto, como un derecho propio de sociedades democráticas y progresistas. El valor incomparable de la persona humana está presente en la Evangelium vitae, de la que he seleccionado únicamente este párrafo, a modo de aperitivo, para abrir boca, dispuestos a sacar provecho con su lectura completa:
"Hoy una gran multitud de seres humanos débiles e indefensos, como son, concrfetamente, los niños aúmn no nacidos, está siendo aplastada en su derecho fundamental a la vida. Si la Iglesia, al final del siglo pasado, no podía callar ante los abusos entonces existentes,, menos áun pede callar hoy, cuando a las injusticias sociales del pasado, se añaden en tantas partes del mundo injusticias y opresiones incluso más graves, consideradas tal vez como elementos de progreso de cara a la organización de un nuevo orden mundial".
Dejo aquí un vídeo que recoge la risa de Juan Pablo II, el hombre que sabía amar y ser amado