Welcome everybody
If you long for life, culture and especially the truth, I must let you into a secret; you need to look no further because you have found me, Alberto!
I can't promise you won't still be hungry and thirsty, but we can have some fun times together and it will give you something to remember. Then tomorrow and beyond, you can reflect on what it is like to have a joyful day that in turn leads to a joyful heart.
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domingo, 31 de mayo de 2009
CONSENTIMIENTO INFORMADO EN LA PÍLDORA
Como es bien sabido, la píldora del día siguiente tiene tres efectos bien conocidos: anovulatorio, impide la fecundación, e impide la implantación en el útero del óvulo fecundado. El mecanismo de acción de estas píldoras incide en el revestimiento del útero, haciéndolo más delgado y limitando el acceso de sangre y nutrientes al mismo, impidiendo por tanto que el embrión se implante y anide.
Una nueva vida se destruye cuando se impide la implantación. La vida empieza en la concepción, llamada también fertilización. La píldora del día después puede causar la muerte de un nuevo ser humano. Hasta ahora nos han hablado de los dos primeros efectos, y qué pasa del tercer mecanismo, que es claramente abortivo? Nos dicen que la píldora impide la implantación, pero nada de que eso sea abortivo, cuando cualquier persona con unos mínimos conocimientos de biología sabe que en la implantación tiene lugar la anidación de un embrión, es decir, de un ser humano. Se trata, en definitiva, de un aborto, todo lo pequeño que se quiera, pero un aborto real, no imaginario.
Como en todo operación abortiva, el consentimiento de la madre a la intervención tendrá que ser realmente informado. Por eso, la ley debería contemplar la necesidad de ofrecer a la madre la mejor información disponible, no sesgada, este incluye información detallada sobre los riesgos, información sobre posibles alternativas e información sobre posibilidades de adopción. Si no se dan todos estos informes, esa decisión no será informada, el consentimiento no será libre ni, en consecuencia, válido. La negación de esta información a la madre, aunque ahora se la llame usuaria, es una práctica oscurantista y paternalista que restringe su libertad.
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2 comentarios:
Hola, Albert!!!
Tiempos complicados. Permíteme compartir contigo un breve mensaje de esperanza.Un fuerte abrazo!!!
Mike
Hola Al. No me gusta la píldora del día después como se la llama en Chile, mi país.
En primerísimo lugar no me gusta porque la considero abortiva y nadie en la tierra tiene derechos sobre la vida; podemos quitarla porque somos bárbaros pero el poder no otorga derecho. Quitamos vidas todos los días pero ello nunca será legítimo y aunque nuestra naturaleza nos haga, a veces, desear apasionadamente la desaparición de alguien, probablemente por su gran maldad, la vida, como don de Dios sólo puede ser quitada por El, cuando El lo quiera, que siempre va a ser cuando sea lo mejor para Su obra de la Gracia.
Pero no me gusta esta píldora también porque es un aspecto más de la relajación de las costumbres.
La sexualidad está hoy reducida al aspecto meramente animal, fisiológico del acto y al placer físico que esta acto produce. El privilegio de ser co-creadores con Dios de una nueva vida lo hemos reducido a la calidad de comer un alimento sabroso, es decir, al placer de los sentidos.
¿Qué hay del sentimiento grande de la mutua donación del ser a la persona amada, de ese encuentro maravilloso de dos cuerpos y dos almas enamoradas? ¿Qué fue de esa ilusión abrigada todo el día de trabajo, por llegar a casa y volver a tener esa deliciosa intimidad de marido y mujer, con el aliciente además de que, ante la entrega generosa de sí, Dios pueda producir el milagro de la concepción de un hijo?
NO SOMOS ANIMALES y lo digo así, con mayúsculas porque es algo fundamental. Los laboratorios farmacéuticos lucran con nuestra moderna animalidad y nuestros gobiernos, como son incapaces de atacar las fuentes (eso sería, una vez más, "atentar contra nuestra tan cacareada libertad"), optan por combatir el efecto indeseado e indeseable: el embrión ¡uuuf!
Debemos luchar por devolver al hombre su dignidad y poner nuestros esfuerzos, en nuestros ámbitos y cada uno según sus posibilidades, en educar para la vida y no para la barbarie y para la muerte.
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