Hace sólo unos meses, en Estados Unidos, un juez de Texas obligaba a destruir cinco millones de muestras de sangre de bebés obtenidas sin el consentimiento paterno. El Servicio de Salud de Texas llevaba recogiendo muestras de sangre de recién nacidos desde la década de los 60 mediante un pequeño pinchazo en el talón de los bebés. A partir de 2002, esas muestras comenzaron a almacenarse para su posible utilización en protocolos de investigación, en lugar de destruirlas, después de un periodo determinado.
Esas muestras son muy valoradas por los científicos, pues suponen una importante base de datos para investigar defectos de nacimiento y enfermedades pediátricas poco frecuentes. En marzo de 2009, la Asociación de Derechos Cívicos de Texas, actuando en nombre cinco padres, demandó al Servicio de Salud del Estado de Texas, por mantener estas muestras de sangre de niños sin el consentimiento de sus padres. Ahora, como no se había pedido el consentimiento previo a los padres para el almacenamiento y utilización de estos análisis de sangre, la sentencia dictamina que las muestras han de ser destruidas antes del 13 de abril, es decir, antes de mañana.
Mientras tanto, no olvidemos que la ley Aido, que facilita aún más el aborto en España, empezará a aplicarse dentro de tres meses. Aunque lo más nocivo de esta ley es que contempla el aborto como un derecho de la mujer, no podemos pasar por alto que en la práctica va a menoscabar la patria potestad, ya que permite que niñas de 16 y 17 años puedan abortar sin el conocimiento de sus padres.
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