
No salgo de mi asombro cuando gran parte de los mismos media han aplaudido y alabado la asignación del Premio Nobel de Medicina, hace solo unos meses, al británico Robert G. Edwards por sus investigaciones sobre la fecundación in vitro. Inauguró un capítulo en el campo de la reproducción humana, cuyos mejores resultados están ante los ojos de todos, comenzando por Louise Brown, la primera niña nacida de la fecundación in vitro, que ya tiene treinta años y a su vez es mamá, de manera totalmente natural, de un niño.
Pero, también es cierto que sin Edwards no se daría el mercado de los ovocitos; sin Edwards no habría congeladores llenos de embriones en espera de ser transferidos a un útero o, más probablemente, de ser utilizados para la investigación o de morir abandonados y olvidados por todos. Apostó todo por la fecundación in vitro y permitió implícitamente el recurso a donaciones y compra-ventas que involucran a seres humanos.
Si nos escandalizamos por la venta de bebés, cómo podemos aplaudir técnicas que permiten la compra-venta de embriones? Si denunciamos enérgicamente el tráfico de niños recién nacidos, podremos seguir bendiciendo las técnicas que implican la utilización sistemática de embriones sobrantes en las clínicas de reproducción asistida?
1 comentario:
Además de los aspectos que comentas, muy oportunos por cierto, yo quisiera señalar otro: la FIVET está "banalizando" la reproducción humana. Se "encargan" los niños como se encargan pizzas y latas de cerveza para cenar en casa. No importa el dinero que cueste, ya que los famosos pueden pagar cualquier cifra, por elevada que esta sea. Además queda muy "moderno". Ahí está el bebé de Elton John y su "novio": han mezclado semen de los dos, después fecundaron un óvulo de donante anónima y ha sido gestado por un útero de alquiler...¡olé! A ver cómo le explican a ese niño dentro de unos años quienes son padres. También Nicole Kidman ha encargado un bebé con madre de alquiler, quizá se sentía mayor para esos "trotes". Total, que ahora lo que se lleva es un "bebé de oro".
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